La investigadora Raquel Hernando ha empleado la técnica del microdesgaste dental para conocer la dieta de grupos humanos del Neolítico, Calcolítico y la Edad de Bronce en el territorio que hoy es Cataluña. Para hacer esta investigación, ha accedido a piezas dentales procedentes de los siguientes yacimientos: Cova de l’Avi (Vallirana, Barcelona), Cova de Can Sadurní (Begues, Barcelona), Cova de la Guineu (Font-Rubí, Barcelona), Cova Foradada (Calafell, Tarragona), Cova del Trader (Cubelles, Barcelona), Roc de les Orenetes (Queralbs, Girona), Cova del Gegant (Sitges, Barcelona) y Cova dels Galls Carboners (Mont-ral, Tarragona).

Esta investigadora postdoctoral, actualmente en el Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH) en Burgos, es licenciada en Biología por la Universidad de Salamanca, tiene un máster en Antropología Biológica por la Universitat de Barcelona y ha completado su Doctorado Europeo en Cuaternario y Prehistoria en la Universitat Rovira i Virgili (Tarragona).

Dientes de yacimientos ‘catalanes’ del Neolítico

¿Cómo surge la idea de estudiar los dientes de diferentes yacimientos catalanes del Neolítico?

Esta investigación se originó como parte de mi tesis doctoral. Los yacimientos incluidos fueron seleccionados de varios proyectos de excavación, y la mayoría de las muestras estaban almacenadas en el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES), asociado a la Universitat Rovira i Virgili en Tarragona, donde completé mi doctorado europeo en Cuaternario y Prehistoria.

Bajo la dirección de la Dra. Marina Lozano, quien estaba investigando las patologías orales de estas poblaciones, nos interesó entender cómo estas condiciones se relacionaban con la dieta. Por tanto, el objetivo principal de mi investigación fue inferir la dieta de estos individuos a partir de restos dentales encontrados en diversos yacimientos desde el Neolítico hasta la Edad de Bronce en el noreste peninsular. Para ello, empleamos la técnica del microdesgaste dental, o dental microwear, en inglés, la cual analiza las huellas microscópicas que los alimentos dejan en la superficie de los dientes debido al contacto del bolo alimenticio con los dientes en el proceso de la masticación.

Huellas microscópicas en el esmalte de los antepasados de la Prehistoria

¿Huellas microscópicas? ¿Solo las podemos ver al microscopio?

Sí, utilizando un microscopio de alto aumentos (100x), podemos cuantificar estas características, conocidas como estrías y agujeros (pits, en inglés). Con esta técnica, podemos inferir la dieta y los hábitos alimenticios de las poblaciones del pasado, lo que nos puede ayudar a entender su modo de vida, ecología y evolución.

Se analiza el esmalte, si es que se conserva esa capa del diente, claro…

Sí, así es. Observamos la superficie del esmalte bucal, es decir, la que está orientada hacia la mejilla, y también la superficie oclusal, que es la parte del diente que se utiliza para masticar y triturar los alimentos. Lo que estudiamos son las marcas, por decirlo de algún modo, que el alimento deja en el diente. Cuanto más abrasivo sea un alimento, más numerosas y más marcadas serán las estrías.

Dientes del Neolítico en yacimientos en Cataluña

Dientes de grupos humanos del Neolítico, Calcolítico y la Edad de Bronce en yacimientos en Cataluña. Fotografía de A. Rodríguez-Hidalgo.

Dieta, modo de vida y entorno natural: la información que nos revelan los dientes

Por tanto, como decías, ¿las huellas microscópicas en el esmalte nos proporcionan pistas sobre la dieta, el modo de vida y el entorno de estos humanos?

Las huellas que detectamos en el esmalte nos dicen muchas cosas. Podemos saber cómo preparaban sus alimentos. Por ejemplo, si el cereal era triturado mediante un molino de piedra, pequeñas partículas de esta piedra podrían disgregarse con mucha facilidad, adherirse al cereal y acabar entrando en contacto con el diente. Dependiendo de la calidad del material con el que molían, se podían desprender aún más partículas.

Más marcas dentales en los humanos que vivían en lo que hoy es Sitges

¿Tantas cosas pueden revelarnos unos dientes de hace miles de años sobre el entorno en el que vivían los humanos a los que pertenecían esas piezas dentales?

Los dientes pueden revelarnos muchísima información. Pongamos por ejemplo el yacimiento de la Cova del Gegant, en Sitges [Barcelona]. Se trata de un ecosistema costero, de un acantilado que da al mar, con viento y un nivel de erosión elevado. Pensemos ahora en lo que nos ocurre cuando hacemos un picnic en la playa. Se nos puede acabar introduciendo arena en el sándwich, ¿verdad? En la Cova del Gegant, donde la dieta era similar a la de otros yacimientos, las estrías y agujeros observados en el esmalte son más anchos. Esto se debe a una inclusión de la arena del ambiente en los alimentos de estos grupos costeros, lo que contribuiría a la creación de un mayor número de número de marcas en sus dientes.

Arqueología experimental: recrear las herramientas de la Prehistoria

Es fascinante el impacto que puede tener el entorno natural y herramientas como un molino.

Es un ámbito de estudio muy interesante. Hace unos años, en 2012, la Universidad de Alicante realizó estudios experimentales sobre cómo afecta a la dieta el procesado previo del alimento. Crearon una serie de molinos de diferentes materiales —granito, caliza, etc— con los que se muele el cereal y se elabora pan. En esta investigación, voluntarios consumieron durante un mes pan elaborado con diferentes tecnologías de la Prehistoria. Este tipo de estudios nos permite entender mejor cómo las herramientas y el entorno natural influían en la dieta y la salud de las poblaciones antiguas.

Dieta ‘suave’ en en yacimiento del Roc de les Orenetes

¿Qué habéis aprendido sobre la dieta de los habitantes de los yacimientos estudiados?

Uno de los hallazgos más interesantes proviene del yacimiento del Roc de les Orenetes en Queralbs, Girona, ubicado a 1.836 metros de altura. Hemos observado que estos individuos que vivían en la alta montaña tenían una dieta que podría describirse como “suave”: no hemos visto muchas estrías. Esto significa que tendrían un mayor consumo de carne o de productos derivados de la leche, como el queso, que de otros grupos de alimentos. La carne es un alimento que, al cocinarlo, requiere menos tiempo de masticación y, por lo tanto, deja menos estrías en la superficie del diente. En comparación, por ejemplo, con los cereales, que contienen partículas de sílice que rayan más fácilmente el esmalte dental, provocando un mayor desgaste.

Cultivar cereales en la alta montaña no es nada fácil, ¿verdad?

No es fácil. Estos resultados tienen sentido considerando el entorno de alta montaña, donde el espacio para el cultivo es limitado y la ganadería se convierte en la principal actividad económica. Una dieta rica en proteínas y grasas animales, como la que podían haber tenido estos pastores del final del Calcolítico, junto con un menor consumo de los carbohidratos presentes en los cereales, también previno el desarrollo de caries. Recordemos que los carbohidratos fermentables, como los azúcares simples y los almidones refinados que hay en los cereales, alimentan las bacterias cariogénicas en la boca.

Has mencionado la elaboración de queso. ¿Ya producían queso en la época del estudio?

Sabemos que el queso se empieza a elaborar a partir del Calcolítico, ya que se encuentran en los yacimientos unos recipientes cerámicos que poseen unos agujeros, lo que se piensa que serían queseras.

Salud dental en la alta montaña durante el Neolítico

¿Buena salud dental de aquellos hombre y mujeres del Neolítico en la alta montaña?

A nivel de caries, sí, pero es importante destacar que según los estudios realizados por mi compañero, el doctor Miguel Ángel Moreno-Ibáñez, en el esqueleto poscraneal de estos mismos individuos, se han observado patologías metabólicas como cribra orbitalia, que consiste en la presencia de porosidades en el interior de la cuenca del ojo. Ello puede indicar deficiencias nutricionales, como la carencia de vitamina C, comúnmente conocida como escorbuto. En el caso específico de los individuos del yacimiento Roc de les Orenetes, esta deficiencia podría estar relacionada con su consumo predominante de carne, como mencionamos anteriormente.

Caries y apiñamiento de dientes de la Prehistoria por la evolución a una dieta más blanda

Habéis accedido a dientes de un periodo —6.000 AC a 2.500 AC— que comprende el Neolítico y la Edad de Bronce. ¿Qué evolución habéis apreciado en las dentaduras por la transformación de la dieta durante esos milenios?

Durante ese periodo, las comunidades dejaron de ser cazadoras-recolectoras y comenzaron a practicar la agricultura y la ganadería. En esa transición hemos observado un notable aumento en la incidencia de caries. Esto se debe al incremento en el consumo de cereales, alimentos ricos en carbohidratos y azúcares. Este cambio en la dieta conllevó un aumento de problemas dentales, como abscesos y pérdida de dientes.

¿Qué otros aspectos llaman la atención de los dientes estudiados en esta etapa prehistórica de transición, desde las comunidades cazadoras-recolectoras a un modelo agrícola y ganadero?

Hemos visto que los dientes tienen tendencia a apiñarse como resultado de la evolución hacia una dieta más blanda. Cuando la boca no necesita unos dientes tan fuertes por el cambio de dieta, la mandíbula se reduce, restando espacio a los dientes. A partir de esta etapa, los dientes de juicio dejaron de ser tan necesarios.

Raquel Hernando ha estudiado piezas dentales de la Prehistoria con la técnica de microdesgaste

Raquel Hernando ha estudiado piezas dentales de la Prehistoria con la técnica de microdesgaste. Fotografía de A. Rodríguez-Hidalgo.

Técnica de microdesgaste dental en arqueología

¿Qué ventajas tiene la técnica de microdesgaste en contraste con otras, como el análisis de isótopos?

La principal ventaja de la técnica de microdesgaste es que no es destructiva, a diferencia de los análisis de isótopos. Esto permite que otros investigadores puedan estudiar los mismos dientes con otras técnicas y obtener información que complemente estos estudios.

Estudio de los primeros homínidos en la Garganta de Oldupai, en Tanzania

Participas de forma activa en el proyecto Stone Tools, Diet & Sociality (SDS), de la University of Calgary (Canadá). ¿En qué consiste?

Se trata de una investigación liderada por el equipo de la University of Calgary en Canadá, en el cual participo desde 2021. Estamos realizando excavaciones arqueológicas en la Garganta de Oldupai en Tanzania, un lugar considerado Patrimonio de la Humanidad y uno de los sitios más importantes para el estudio de los primeros homínidos. Oldupai Gorge ofrece una oportunidad excepcional para examinar cómo nuestros ancestros respondieron a cambios climáticos, la elección de hábitats y su dieta.

Vocación: primeras excavaciones de Raquel Hernando con 17 años

¿Cómo nace en ti la vocación por la evolución humana, y por su estudio a partir de una dimensión biológica y social?

Soy de Mecerreyes, un pueblo de Burgos, y en el colegio solíamos visitar todos los años el yacimiento arqueológico de la Sierra de Atapuerca. Enseguida me llamó la atención. Así que cuando elegí la carrera de Biología, decidí especializarme como arqueóloga. En casa siempre insistí mucho en qué era lo que quería hacer, y me ayudaron a buscar mis primeras excavaciones con 17 años. Desde entonces, hasta ahora, sigo con la misma ilusión.

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