Ricard y Pili, de L’Hospitalet de Llobregat, en el barrio de Torrassa, se pusieron implantes dentales casi al mismo tiempo. Este matrimonio explica en esta entrevista cómo el tratamiento con implantes dentales no solo embelleció su sonrisa, sino que mejoró también su calidad de vida.
Simpáticos y muy buena gente, nos han contado cómo fue todo el proceso de restauración dental. Y también nos han hablado sobre cómo vencieron el miedo al dentista que, por malas experiencias anteriores, les impedía ponerse en manos de un odontólogo.
El mensaje que trasladan Pili y Ricard es que, por mucho miedo al dentista que se tenga, hay que superarlo. Cuanto antes te haga un diagnóstico un buen odontológo, más fácil y rápido será el tratamiento. En el caso de esta pareja, el resultado de los tratamientos —implantes dentales con Ricard, implantes de carga inmediata con Pili— fue excelente.
En Clínica Dental Galindo, en L’Hospitalet de Llobregat, Travessera de Les Corts, 44, estamos encantados de haber podido atenderlos.
Pili y Ricard: una historia de amor
¿Cuánto tiempo hace que estáis juntos?
Ricard: Hace más de 40 años que nos conocemos. Yo trabajaba en el Club Nàutic de Cabrera de Mar (Maresme), en salvamento. Ella estaba tomando el sol con una amiga, me acerqué a hablar con ella y fue así como nos conocimos [sonríe].
Pili: Así fue. Ricard hacía de socorrista y me llevaba a ver las competiciones de regatas desde la Zodiac. Era un chico muy guapo: cachas, rubio, de pelo largo…
Ricard: una persona deportista
¿Eres una persona ‘acuática’, Ricard?
Si, soy mucho de agua. He practicado mucho submarinismo a pulmón y mucha natación. Con la pandemia, eso sí, dejé la natación de lado.
Muchas horas al volante: impacto en la salud
Ricard, tú eres taxista. Un trabajo sacrificado como pocos, ¿no? Igual suena a cliché, pero son muchas horas al volante.
Llevar un taxi es un trabajo exigente, en el que tienes que poner muchas horas. No se trata solo de conducir, sino de saber tratar al cliente y de ser eficiente con tu trabajo, ayudando a que el viaje sea lo más cómodo y rápido posible. Ahora surgen otros formatos de transporte de pasajeros, en los que no se exigen unos mínimos de formación y conocimientos.
¿Los horarios del taxi son compatibles con un estilo de vida saludable?
Estos últimos años he empezado a bajar el ritmo. Pero cuando haces una inversión tan grande en la compra de una licencia de taxi, tienes que pasar muchas horas al volante para que la actividad empiece a ser rentable. Tiempo atrás, salía de casa a las seis de la mañana y regresaba a las 9 o a las 10 de la noche, un horario que dificulta hacer deporte —como he explicado, lo que más me gusta es nadar— durante esos días. Mi mujer y mis hijas me pidieron que bajase de revoluciones, y estos últimos años he reducido el número de horas, y me he montado un horario diferente. Así, ahora me despierto a las 4, o 4,30 de la mañana, y regreso de trabajar a las tres o cuatro de la tarde.
Sedación consciente para implantes
¿Qué problema dental te llevó a buscar un tratamiento?
Había una pieza de delante que me bailaba, hasta que se me partió y, al cabo de cuatro o cinco meses, se me acabó cayendo. Así que no había más remedio que ir al dentista. Y digo eso porque, para mí, ir a la consulta de un dentista no era nada fácil. ¡Le tenía auténtico pánico! De manera que, para ponerme los implantes, me hicieron una sedación consciente. Tengo una boca muy sensible. ¡Para una higiene dental, me tienen que poner anestesia local!
Miedo al dentista
Lo que describes es una fobia: el miedo al dentista. ¿Eras consciente del freno que suponía ese miedo?
Sí, sabía que tenía miedo al dentista.
¿Tuviste alguna mala experiencia en el pasado en la silla de un dentista?
Poco después de casarme, fui al dentista para que me sacasen un diente. Me dieron dos Valium, me pincharon y sentí un dolor insoportable. Tenía una necrosis, y el dentista no lo había visto. La pulpa del diente estaba podrida. La extracción del diente fue muy dolorosa.
Lo importante es que venciste tu miedo al dentista.
¡Qué remedio! En todo caso, mientras me hagan la sedación, estoy tranquilo.
¿Te llevó la familia de la mano al dentista, o fue una acción que emprendiste por tu cuenta?
Fui yo quien decidió dar el paso y poner solución al problema de salud que tenía.
Tratamiento de implantes dentales en L’Hospitalet de Llobregat
Acabaste poniéndote implantes en Clínica Dental Galindo. ¿Por qué nos elegiste?
A decir verdad, primero acudí a una clínica en L’Hospitalet de Llobregat que pertenecía a una cadena. Pero, como quien dice, apenas me miraron la boca y ya decían saber qué tratamiento era el más pertinente. No me convencieron, y creo que tomé una buena decisión, no solo porque fuesen poco profesionales, sino también porque al cabo de un mes cerró la cadena. Clínica Dental Galindo me dio la sensación totalmente opuesta. Me gustó el trato y me gustó también que me lo explicaron todo muy bien. Cuando entiendes lo que te van a hacer, es todo más fácil.

Torrassa es el barrio de L’Hospitalet de Llobregat donde viven Ricard y Pili. En la imagen, la plaza Espanyola.
¿Qué tratamiento te hicieron en Clínica Dental Galindo, en L’Hospitalet de Llobregat?
En un solo día, me pusieron cuatro implantes dentales arriba y cuatro abajo.
Primeras sensaciones tras ponerse los implantes dentales
¿Qué sensación tuviste al salir ese día del centro dental?
La primera sensación es de cansancio. Y la actitud es de ir con mucho cuidado con las piezas provisionales, porque el tratamiento no ha acabado y hace falta que las prótesis se integren en el hueso. Solo más adelante tomas conciencia de que esa cirugía te ha ayudado a mejorar tu vida.
Mejora del cepillado dental y de la dieta
Después de conseguir una bona sana con el tratamiento de implantes dentales, ¿qué cosas has sido consciente de que no hacías bien antes en relación al cuidado de los dientes?
Yo siempre me había cepillado los dientes. Sin embargo, después de ponerme implantes, en la clínica me enseñaron a mejorar la técnica de cepillado dental. Por otro lado, también es cierto que, por el trabajo, había llegado a comer mal o, directamente, me había saltado comidas. Eso no quiere decir que siempre comiese mal, pero sí que es verdad que ahora como más verdura y más a la plancha. En la época en que hacía más horas de trabajo, el estrés tampoco creo que ayudase a mi salud dental.
Por otro lado, haciendo memoria, comenté en la clínica que de pequeños comíamos una golosina en forma de polvos que, solo ahora, he aprendido que es muy mala para los dientes. Además, cuando era joven, había llegado a abrir botellas con la boca, un hábito absolutamente desaconsejado si quieres tener unos dientes fuertes.
Pili: una quimioterapia empeoró el problema dental
Hola Pili. ¿Qué problema dental solucionaste en Clínica Dental Galindo?
En los últimos años, había perdido tres dientes en la parte de arriba y cuatro en la parte de abajo. Además, hace siete u ocho años tuve un tratamiento con pastillas de quimioterapia, que me fastidiaron aún más los dientes. Así que hacía falta un tratamiento para arreglar toda la boca.
¿También tenías miedo al dentista, como Ricard?
Yo también he sido siempre de tener miedo al dentista. Mi padre me llevó de pequeña al dentista, y fue una experiencia terrible. Por eso mi actitud ha sido siempre la de aguantar, a pesar de que se resintiese mi calidad de vida. Piensa que no podía comer bien. Siempre era la última en acabar las comidas.
Poner implantes cuando el paciente lleva bomba de oxígeno
Diste el paso de ir al dentista poco después de que fuese Ricard.
Sí, así es. Llegué a la conclusión de que no podía seguir de esa manera. Cuando fui, Carlos Galindo me dijo que se me iban a caer todos los dientes, de manera que hacía falta hacer un tratamiento de implantes. Había que poner muchos tornillos, y haría falta sedación. En mi caso, tengo enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que me obliga a llevar bombona de oxígeno de día y que me obligó a dejar de trabajar en el negocio familiar que tengo con mis hermanos, un hostal en el centro de Barcelona. Había que tener esa patología en cuenta durante la cirugía y la sedación. Durante la operación, estuve todo el rato con oxígeno. Me pusieron implantes dentales de carga inmediata.
Un tratamiento de implantes largo
¿Cómo recuerdas todo este proceso?
Fue muy lento. Durante una época, estuve yendo a la clínica cada semana. Me pusieron ocho implantes arriba y ocho implantes abajo.
Un bocadillo de bacon para celebrar los implantes dentales
¿Cómo celebraste el éxito de los implantes dentales?
Mi estreno fue comerme un bocadillo de bacon [ríe]. Era una broma que compartía con la familia. Durante medio año, cuando estuve con las prótesis provisionales, solo podía comer cosas blandas: si me hacía un bocadillo, tenía que ser un bikini o un frankfurt.
Iván, de Clínica Dental Galindo: «Como de la familia»
¿Cómo valoras tu experiencia con Clínica Dental Galindo?
Muy contenta. Y para mi, son como de la familia. Especialmente con Iván, que ha estado más encima en mi tratamiento. Hace poco me hicieron una limpieza general: desmontaron para hacer limpieza de las prótesis. Voy al dentista, claro, pero me sigue imponiendo respeto. Yo les digo que yo preferiria ir a la clínica, pero solo para verlos. Pero Carlos me pone una anestesia local, y todo va como una seda.
Pili: «Me gusta reír y sonreír»
Eres una persona risueña. ¿Te resulta más fácil sonreír ahora que antes del tratamiento con implantes dentales?
Me gusta reír y sonreír. Sin embargo, antes lo hacía sin enseñar los dientes: labios cerrados. Cuando me pusieron las prótesis provisionales, mis hijas, muy contentas con el resultado del tratamiento, me dijeron: «Ya sonríes sin miedo de enseñar los dientes, mamá».