Los dientes de Waterloo fue el nombre con el que se dieron a conocer las dentaduras postizas que se realizaban con los dientes extraídos de los cadáveres que se ultrajaban tras las frecuentes batallas que frecuentaron todo el siglo XIX.
Pero, ¿de dónde surge este término? ¿por qué se asocia a las dentaduras postizas el topónimo de Waterloo?
Trasladémonos a la Europa romántica del siglo XIX. La gastronomía francesa es la deseada en todos los comedores burgueses. En las cortes europeas triunfa la cuissine classique. Los ricos burgueses quieren degustarla pero a la gran mayoría le faltan dientes.
Las prótesis dentales se ponen de moda. Todos los ricos quieren tener unos buenos dientes para poder comer, sin embargo, a la gran mayoría les faltan dientes y necesitan una prótesis.
Muchos son los que necesitan de unos dientes para poder masticar, por lo que las dentaduras postizas se encarecen día a día, tanto por su creciente demanda como por la falta de dientes para realizarlas.
Sin embargo, la falta de dientes se ve resuelta gracias a una macabra solución: las nefastas contiendas europeas que llenan de cadáveres imberbes los campos de batalla.
Vamos a realizar un breve recorrido por este entretenido periodo histórico y resolver el porqué de este curioso término.
Los Cien Días de Napoleón
El general Napoleón Bonaparte volvía a pisar territorio francés después de escapar de su cautiverio en la isla de Elba. Era el 20 de marzo de 1815 y en Francia se había establecido de nuevo la monarquía francesa tras la derrota de las tropas napoleónicas en París.
Se inicia así el periodo francés conocido como el de los Cien Días, durante el que Napoleón intentó de nuevo volver a restablecer su poder personal en todo el territorio francés.
Napoleón de nuevo Emperador de Francia
Una semana después de haber escapado de la isla de Elba, Napoleón entra en París, donde es aclamado por el pueblo y todo el ejército francés le jura lealtad. Ante esta situación, el monarca borbón Luís XVIII huye, proclamándose de nuevo a Napoleón como Emperador de los Franceses.
Pero las potencias aliadas no iban a volver a permitirlo y, para ello, se unieron formando la Séptima Coalición. Reino Unido, Rusia, Prusia, Paises Bajos, Austria, España y los estados alemanes fueron los principales países que participaron de esta coalición destinada a parar los pies al antiguo emperador.
Waterloo, la última batalla
Napoleón sabía que si quería tener alguna posibilidad de victoria frente al ejercito aliado era realizando una estrategia totalmente ofensiva e imprevisible.
Para ello, salió de París y se dirigió a los Países Bajos para comenzar la invasión. Sabía que una victoria rápida contra el ejército inglés que ya se encontraba en el continente europeo podría darle, primero, popularidad en Francia y, segundo, hacer que el resto de las fuerzas aliadas dudasen de su capacidad para frenar de nuevo al gran estadista.
Fue en la ciudad de Waterloo (que se encuentra en el actual territorio belga, a unos 20 kilómetros al sur de Bruselas) donde Napoleón enfrentó su ejército a la coalición de los países europeos.
¿Quién dirigía el ejército de los aliados?
Los ejércitos de la Séptima Coalición estaban comandados por el general inglés duque de Wellington y por el mariscal de campo prusiano Gebhard von Blücher. Parece ser que entre ellos existía bastante enemistad y únicamente les unía el objetivo de derrotar al emperador Bonaparte.
El día de la batalla final
Wellington estaba sorprendido con la rapidez que había avanzado el ejército francés. En tan solo una semana había realizado el trayecto de París a Waterloo, venciendo en pequeñas contiendas con el ejército aliado.
El general inglés sabía que sería derrotado si se enfrentaba él solo a Napoleón. Por ello, decidió esperar a que el ejército prusiano llegara a Waterloo, pero Napoleón ya había decidido que atacaría al ejército inglés el 18 de junio de 1815.
La noche anterior al día de la batalla de Waterloo, Napoleón no había podido dormir. Una terrible cistitis aquejaba al general corso. La salud de Napoleón no era la mejor.
El día 18 de junio amaneció lluvioso. El terreno estaba húmedo y embarrado, por lo que el ejercito francés no podía desplegar su artillería pesada. Y también una circunstancia que Napoleón no había planeado, el ejército prusiano había llegado también a Waterloo. Se complicaba la batalla para el ejército del pequeño corso.

Tras la batalla de Waterloo los saqueadores de cuerpo hicieron fortuna con los dientes de los jóvenes caídos en la batalla
Por la noche, tras doce horas de combate ininterrumpido, la batalla había acabado. Los franceses habían sido derrotados. Más de 50.000 hombres yacían muertos o moribundos sobre el campo de batalla. Era la hora de la aparición de los carroñeros de cadáveres.
Los dientes de Waterloo
Tras la batalla miles de cuerpos tejían una amplia alfombra sobre el suelo embarrado de Waterloo. Aprovechando la penumbra de la noche, oscuras figuras rondaban entre los cuerpos yacentes en busca de los objetos de valor que se encontraban en los uniformes.
Pero, ante todo, lo más buscado eran dientes en buen estado. Y, de esto, en Waterloo no faltaba, ya que la mayoría de las bajas eran soldados jóvenes con una muy buena dentadura.
En toda Europa existía una creciente demanda de dientes para la fabricación de dentaduras. Los nobles que se habían quedado sin sus muelas necesitaban de unas prótesis dentales estéticas y en lo posible funcionales.
Las prótesis dentales estaban muy bien valoradas y la creciente demanda de dentaduras postizas en Europa hacían que la venta de dientes sanos y jóvenes estuviera muy bien pagada.
Tras la batalla de Waterloo, el mercado de dientes procedentes de los campos de batalla se incrementó de manera considerable y sin depender de dónde se obtuvieran los dientes, las prótesis dentales adquirieron el nombre de dientes de Waterloo.
¿Por qué son necesarios los dientes de Waterloo?
En el siglo XVI todas las colonias de ultramar fletaban barcos hacía la patria europea cargados de azúcar de caña. Este hecho provocó el aumento de las caries entre los burgueses europeos.
La presencia de las caries en los dientes de las bocas de los nobles aumentó la pérdida de los dientes naturales y el comienzo de la prótesis dental, con el fin de reemplazar tanto funcional como estéticamente los dientes perdidos.
Las primeras prótesis dentales eran muy poco funcionales – en la mayoría de ocasiones se retiraban a la hora de comer – y algo más estéticas. Tenían una base de madera o marfil donde se incrustaban dientes de animales, de condenados a muerte o los que vendían los profanadores de tumbas. Pero eran preferibles unos dientes de personas jóvenes, por lo que comienzan a buscarse dientes en los campos de batalla.
Una vez los vivos abandonan la batalla, entran en juego los cazadores de dientes. Estos siguen los pasos de los ejércitos para conseguir su pequeña fortuna: dientes sanos, fuertes y jóvenes.
A finales del siglo XVIII comienzan a fabricarse dientes de porcelana, pero no son suficientemente fuertes para poder masticar y se siguen prefiriendo los dientes de los humanos.
Un personaje tan ilustre como George Washington era portador de dentadura postiza y todavía hoy puede verse alguna de sus prótesis en el National Museum of Dentistry de Baltimore.
La masacre de Waterloo inundó el mercado odontológico de dientes sanos y jóvenes, pudiendo abastecer a la burguesía europea y la de las colonias. Cincuenta años después de la batalla de Waterloo, en la guerra de Secesión americana, se siguieron saqueando cadáveres para mantener el suministro de los catálogos dentales que siguen anunciándose como dientes de Waterloo.
También te puede interesar

Especialista en Implantología, Periodoncia y Estética Dental. Sus más de 20 años de experiencia en odontología integrada le permiten tener una amplia visión de los planes tratamientos dentales que pueden realizarse y así ofrecer la solución más adecuada a nuestros pacientes.