Recuperar la información genética de animales prehistoricos o de nuestros antepasados ha sido una de los principales cometidos de la ciencia. Películas de ciencia ficción, como las de la saga de Jurassic Park, se basan en esta maravillosa temática. Pero, en la actualidad, la realidad está muy cerca de esta supuesta ficción.

El esmalte dental, el más duro de los tejidos que nos forman, guarda en su interior información genética que puede ser de ayuda para destapar secretos e historias de nuestros ancestros prehistóricos. Con toda probabilidad dentro de algunos años conoceremos más nuestra especie gracias al estudio de nuestros dientes. 

¿Qué es y para qué sirve la información genética? 

Cuando hablamos de información genética nos referimos al conjunto de características morfológicas, fisiológicas, bioquímicas, entre otras, que se transmiten de un individuo a otro de forma hereditaria.  

Sintetizando mucho, podríamos decir que la información genética es como el libro de intrucciones de cualquier aparato electrónico. Gracias a esta información, que se transmite por herencia, un organismo puede desarrollarse y funcionar de la manera adecuada según los estándares de su especie. 

¿Dónde se encuentra almacenada la información genética? 

Esta información se encuentra almacenada en el ADN, siglas del ácido dexosirribonucleico. El ADN se localiza en el interior del núcleo de todas y cada una de las células de un organismo. 

El ADN, pues, contiene todas las instrucciones genéticas para que un organismo pueda evolucionar y relacionarse con su medio correctamente. 

¿Podemos encontrar información genética en los dientes? 

Como hemos comentado en anteriores artículos, los dientes, en los humanos, son la parte más dura de todo nuestro organismo. Esto hace que en ellos se alberguen secretos de nuestra historia pasada que poco a poco están viendo la luz. Los dientes son la caja fuerte de nuestra información genética. 

La antropología dental, una ciencia para conocer nuestro pasado

Gracias a la antropología dental, en la parte más dura de nuestro organismo, los dientes, y, sobre todo, en el esmalte, se han podido desentrañar secretos de nuestro pasado. De otro modo, conseguir descifrar estos secretos sería una tarea imposible.

En el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, situado en Burgos, se están realizando hallazgos sobre este campo tan extraordinario que probablemente cambiaran la narración de nuestra historia pasada, ocurrida hace millones de años. 

Según el paleoantropólogo Mario Modesto, los dientes, “son la joya de la corona porque la cantidad de información que guardan es mayor y más fidedigna que en cualquier otra parte del cuerpo” 

¿Cuáles son los datos genéticos más antiguos encontrados? 

En 2019 un grupo de científicos lograron extraer información genética de los dientes de un rinoceronte que vivió en las llanuras de Eurasia hace más de 1,7 millones de años. Esta información genética es la más antigua encontrada hasta nuestros días.

 

Diente rinoceronte prehistórico

Este diente de rinoceronte de hace 1,7 millones de años ha servido para extraer información genética.

 

¿Qué avances ha logrado la antropología dental? 

Durante los últimos años se ha conseguido alcanzar grandes metas relacionadas con el análisis y el estudio del ADN antiguo. Gracias a nuevas técnicas, de mayor precisión, ha sido posible recuperar información genética tan deslumbrante como la de los cruzados de la Edad Media, el maíz milenario o de niñas de Alaska de hace ya más de 11.500 años, que reescribe la historia de los primeros habitantes del continente americano. 

Todos estos datos son recogidos de una época muy cercana a la nuestra, no hace más de 10.000 años en el caso de las niñas, pero ahora se ha logrado secuenciar el ADN de un rinoceronte que se paseaba por las verdes praderas de Eurasia hace la escalofriante cifra de 1,7 millones de años. Todo esto ha sido posible gracias a poder estudiar el molar de este rinoceronte prehistórico.

 

teocintle

El teocintle es el antepasado del actual maíz.

 

¿Qué nos aporta este descubrimiento? 

Las técnicas utilizadas para extraer ADN del esmalte del diente del rinoceronte podrían usarse para conocer el pasado de nuestra especie o de cualquier otra. Localizar dientes en buen estado es un requisito indispensable para responder preguntas sobre la evolución de cualquier especie.

Lo dice en una nota el principal autor del estudio, el investigador de la Universidad de Copenhague, Enrico Cappellini: «Durante 20 años, el ADN antiguo se ha usado para enfrentar preguntas sobre la evolución de especies extintas o la adaptación y migraciones humanas, pero tenía sus limitaciones. Ahora, por primera vez, hemos recuperado antigua información genética que nos permite reconstruir la evolución molecular más allá del límite temporal impuesto por la conservación del ADN».

 

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