¿Quién, sentado en la sala de espera del dentista, no ha imaginado cómo se debería vivir la experiencia de realizar una extracción dental hace unos 100 años? Por suerte, los tiempos han cambiado. Acudir al odontólogo gracias a la anestesia ya no es nada doloroso.
El descubrimiento de la anestesia ha sido uno de los mayores avances de la Medicina moderna. Gracias a su uso han mejorado de manera considerable todos los tratamientos quirúrgicos. Exploraciones invasivas, como una simple colonoscopia, se realizan sin que el paciente sienta incomodidad alguna.
¿Cuál es la historia de la anestesia?
Desde las antiguas civilizaciones, el control del dolor y de la consciencia ha sido uno de los principales objetivos de la medicina. Tratar quirúrgicamente tumores, extracciones dentales, amputaciones y cualquier otro tratamiento quirúrgico sin causar dolor ha sido el objetivo de todo buen cirujano.
En los principios de la historia de la anestesia se utilizaban drogas o substancias que provocaban la pérdida de la consciencia. De esta manera el cirujano procedía a realizar la intervención con menor dificultad. Pero no todo era perfecto, porque el nivel de consciencia no se podía controlar. Así, el dolor en muchas ocasiones despertaba al desesperado paciente. Es la época de los druidas, magos y curanderos, que preparaban sus brebajes utilizando plantas medicinales para combatir las enfermedades.
Tanto egipcios como árabes, dos culturas avanzadas a su época y con excelentes médicos entre sus personajes más ilustres, experimentaron con mezclas de brebajes realizados con plantas medicinales, pomadas y bebidas alcohólicas. Con estas pócimas intentaban mitigar el dolor de las intervenciones y disminuir la consciencia del intervenido.
El control de un estado de anestesia general para mitigar el dolor durante las intervenciones médicas lo podemos localizar en diferentes escritos médicos de antiguas civilizaciones. Pero no es hasta mediados del siglo XIX cuando se consolidan los progresos sobre esta materia médica gracias a la casualidad y a un dentista.
El siglo XIX, crucial para los avances médicos
No fue hasta el día 16 de octubre de 1846 cuando el dentista William Morton, colega del Dr. Wells, dentista también, congrega a los más apreciados médicos de la ciudad de Boston para realizar una intervención a un joven, bajo los efectos de la anestesia. La presentación fue todo un éxito: se pudo intervenir al joven de un tumor en el cuello sin que éste presentara el mínimo dolor.
Es por ello que el 16 de octubre ha sido elegido para la celebración del Día Mundial de la Anestesia. Así pues os invitamos a conocer un poco más sobre la historia de la anestesia, esta fascinante especialidad de la Medicina sin la que hubiera sido imposible realizar ni los avances médicos ni las técnicas quirúrgicas que hoy día se practican asiduamente en todos los centros hospitalarios.
Como cualquier otra rama de la Medicina, la anestesiología está en constante evolución. Destacamos entre los más importantes avances los nuevos fármacos anestésicos, la sedación consciente, la intubación endotraqueal y, ante todo, la monitorización avanzada que permite controlar todos los parámetros vitales del paciente.
Empecemos por el principio: ¿qué es y qué significa anestesia?
La palabra anestesia se define como la pérdida temporal de las sensaciones de tacto y dolor producida por un medicamento. Es una palabra que procede del latín anaesthesia, y ésta a su vez del griego ἀναισθησία, anaisthēsía (insensibilidad).
Existe un dicho que resume de manera muy gráfica el contenido de la palabra anestesia: “El que duerme no siente dolor de muelas”.
¿Cuál fue la primera anestesia?
Para explicar cuál fue la primera anestesia documentada nos tenemos que trasladar a Asia, concretamente en China, a caballo entre el siglo II y III de nuestra era, en el período de la China de Los Tres Reinos.
Nuestro personaje es el famoso médico Hua Tuo. En el Libro de Han Posterior queda documentado como Tuo practica una cirugía mediante el uso de la anestesia. El afortunado parece ser que fue el general Kuan Yu, herido por una flecha envenenada durante algún tipo de práctica bélica.
Por lo tanto, Tuo utilizó ya un tipo de anestesia unos 1600 años antes de que en Europa comenzásemos a plantearnos su uso.
Y, ¿qué tipo de anestesia utilizó Tuo? ¿de qué estaba compuesta? El rudo general Kuan Yu tomó un brebaje compuesto por una mezcla de vino con cannabis hervido. Probablemente entramos en el campo de la leyenda y el mito, pero parece ser que la bebida administrada permitió al general seguir jugando al ajedrez, sin mostrar ningún tipo de dolor, mientras el médico Hua Tuo le practicaba la cirugía y los asistentes a la intervención se desmayaban.
Paracelso y la primera vivencia con la anestesia en Europa
Estamos en el año 1525. Europa bulle de renacentismo. Es una época de grandes avances médicos y científicos, nuevas maneras de ver la vida que rompen con la visión medieval del mundo. Seguramente a todos nos suenan nombres como Leonardo da Vinci, Galileo Galilei y Miguel Servet, personajes ilustres que cambiaron el pensamiento de la civilización del momento.
En la medicina del Renacimiento destacan dos personajes: Paracelso, el gran alquimista que cuestionó la teoría médica de aquella época y Vesalio, renovador del conocimiento anatómico y de toda la medicina a partir de ese momento.
¿Quién fue Paracelso?
Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim, más conocido como Paracelso, escogió él mismo su apodo por la admiración que tenía por un médico romano del siglo I d.C., Celso.
Nacido en Zurich en 1493, destacó como alquimista, médico y astrólogo. Ha sido conocido como el «padre de la toxicología» por ser un estudioso de las mezclas y cantidades que se debían administrar de las diferentes drogas para obtener la concentración ideal con la que tratar la enfermedad.
Sobre el año 1525, Paracelso descubre las propiedades analgésicas del éter dietílico. Fue un primer paso para mitigar el dolor y controlar la consciencia, pero tuvieron que pasar tres siglos más para que el éter se utilizara como anestésico.
“Todas las cosas son veneno y nada es veneno, solamente la dosis permite que algo no sea venenoso”-Paracelso.
¿Quién y cuándo se inventó la anestesia?
La llegada del gas de la risa y el dentista Horace Wells fueron la semilla para la invención de la anestesia. Sobre mediados del siglo XIX eran frecuentes en Norteamérica las ferias donde personajes charlatanes eran capaces de embelesar a los espectadores con sus triquiñuelas. Se presentaban inventos, medicinas extraordinarias y falsas medicinas capaces de resolver cualquier dolencia.
Horace Wells, el visionario
En una de estas exhibiciones, en Boston, Horace Wells advirtió un hecho curioso cuando un hombre inhalaba óxido nitroso, el gas de la risa. Durante la actuación el hombre se golpeó fuertemente la espinilla con uno de los bancos para los espectadores y, de manera asombrosa, al desaparecer los efectos del gas, el hombre no sintió ningún tipo de dolor en su pierna.
Horace Wells era dentista y todos imaginamos el dolor que puede causar la extracción de un diente sin ningún tipo de anestesia. Viendo esta representación, al dentista americano se le ocurrió la idea de administrar a sus sufridos pacientes óxido nitroso antes de realizar una intervención dental.
Horace Wells tenía la intuición de que si a sus pacientes le administraba el óxido nitroso en la concentración adecuada conseguiría realizar tratamientos totalmente indoloros. Así que no se lo pensó dos veces y, bajo la influencia del gas, hizo que su colega de profesión, John Riggs, le extrajera un diente. El resultado fue una extracción dental sin dolor. Creía tener el secreto, la pócima mágica durante tantos siglos perseguida, que haría que sus intranquilos pacientes no sufrieran el dolor de sus tratamientos dentales y que perdiesen el miedo al dentista.
El Dr. Wells estaba decidido a explicar a la comunidad científica su descubrimiento. Así programó una presentación ante los más ilustres científicos de Boston. La expectación generada por la presentación del descubrimiento de Horace Wells era espectacular. Toda la sociedad científica de Estados Unidos quería asistir a la exposición del dentista y éste los reunió en 1845. Pero fue un auténtico fracaso, probablemente porque el paciente escogido estaba obeso y, además, alcohólico, con lo que el efecto del gas no fue el esperado.
Tras esa presentación la vida de Wells fue un auténtico calvario. Abandonó la práctica de la odontología haciéndose adicto al cloroformo. Acabó sus días en la cárcel y murió tras cortarse él mismo una arteria de la pierna bajo los efectos del cloroformo.
Thomas Norton y la anestesia moderna
Tras el fiasco de Wells, otro joven dentista, Thomas Norton, conocedor de los experimentos de su colega, comenzó a realizar pruebas con otro gas. Se trataba del éter, aquel gas del que en su día Paracelso había descrito sus propiedades analgésicas.
La presentación se realizó el 16 de octubre de 1846 en Massachusetts y consistió en la extirpación de un tumor en el cuello de un joven de Boston bajo los efectos del éter. Fue todo un éxito. Éste es el momento crucial en el que empezaba a andar la moderna especialidad de la anestesia. Es por tanto el joven Thomas Norton quien es considerado el descubridor de la anestesia.
A partir de este momento, el éter se convirtió en un elemento casi necesario para la realización de cualquier tipo de intervención quirúrgica. Todos los cirujanos comenzaron a realizar las intervenciones con los pacientes anestesiados con éter.
Y el cloroformo, ¿cuándo se utiliza por primera vez?
Si preguntamos aleatoriamente que nos digan el nombre de un anestésico, indudablemente, el cloroformo será uno de los anestésicos más nombrados. Realmente a todos nos suena su nombre y aquí os vamos a explicar un poco más sobre su historia de este gas.
¿Cuándo fue descubierto el cloroformo?
Durante la primera mitad del siglo XIX son habituales los experimentos químicos en los que se mezclaban distintas sustancias. Gracias a estos experimentos de laboratorio en 1831 fue descubierto el cloroformo. El proceso de destilación del alcohol y una mezcla de cloruro de calcio da lugar al descubrimiento del cloroformo por Samuel Guthrie, Eugène Soubeiran y Justus von Liebig.
¿Quién usó por primera vez el cloroformo como anestésico?
Nos situamos en Edimburgo (Escocia), en el año 1847. Un año antes se habían establecido los primeros inicios de la anestesia, mediante el uso del óxido nitroso y el éter, con los dentistas Wells y Morton, respectivamente. Los efectos desagradables que producía el éter hicieron que el obstetra escocés James Young Simpson comenzase a experimentar con cloroformo en el año 1847.
El 8 de noviembre de 1847, el Dr. Simpson realiza por primera vez en el Hospital de Edimburgo una intervención quirúrgica bajo los efectos anestésicos del cloroformo. A partir del momento en que se demostró que la inhalación de cloroformo permitía controlar mejor que el éter el estado de consciencia y el dolor, Simpson supo que había encontrado un anestésico eficaz.
El cloroformo era fácil de usar en los pacientes, pero en casos de sobredosis era mucho más peligroso que el éter. Su uso se extendió rápidamente entre los cirujanos, pero pronto pasó a un segundo plano debido al elevado porcentaje de muertes provocadas durante la anestesia por inhalación de cloroformo. Se debía mejorar el anestésico para poder conseguir una anestesia eficaz y ante todo segura para el paciente.
La búsqueda del anestésico ideal siguió durante la segunda mitad del siglo XIX hasta nuestros días. Como curiosidad comentaros que una droga archiconocida como la cocaína se utilizó como anestésico local en 1884 para practicar cirugías oculares.
También te puede interesar
Especialista en Implantología, Periodoncia y Estética Dental. Sus más de 20 años de experiencia en odontología integrada le permiten tener una amplia visión de los planes tratamientos dentales que pueden realizarse y así ofrecer la solución más adecuada a nuestros pacientes.