Hoy en día, la pasta de dientes es un producto esencial en nuestra rutina diaria del cuidado dental. Pero la historia de la pasta de dientes no es una historia de corto recorrido, si no que se remonta a tiempos bastantes lejanos. Las primeras noticias conocidas sobre la pasta dental nos remontan al quinto milenio antes de nuestra era.

En el artículo de hoy vamos a tratar de explicar cómo se ha transformado la pasta de dientes a lo largo del tiempo. Un recorrido de casi 7.000 años de historia hasta convertirse en el producto que actualmente conocemos.

Los primeros dentífricos: Egipto y Mesopotamia (5.000 a.C.)

Los primeros registros del cuidado dental provienen de civilizaciones antiguas, como la egipcia y la mesopotámica. En estas culturas, la higiene bucal ya era una preocupación importante.

Aunque el concepto de pasta dental no existía en su forma moderna, estas civilizaciones desarrollan fórmulas primitivas con las que logran mantener sus dientes limpios y  un aliento fresco.

Egipto.

En el antiguo Egipto, alrededor del 5.000 a.C., los registros arqueológicos indican que las personas utilizaban una mezcla en polvo para limpiar sus dientes. Esta mezcla estaba compuesta por ingredientes naturales y abrasivos. La piedra pómez pulverizada, ceniza de huesos de buey, cáscara de huevo triturada y mirra, eran componentes con los que se fabricaba una especie de pasta de higiene dental. Estos ingredientes, aunque efectivos para eliminar los residuos de alimentos, eran muy ásperos y dañaban el esmalte dental causando una cierta abrasión en los dientes.

Ingredientes como la mirra no solo ayudaban a la limpieza, sino que también aportaban propiedades antisépticas. Por lo tanto, estas primeras pastas ofrecían cierto grado de protección contra infecciones.

Los egipcios creían firmemente que la higiene bucal tenía una conexión directa con la salud general del cuerpo, lo cual se refleja en los escritos médicos de la época. En el famoso Papiro Ebers ya mencionaba fórmulas dentales y remedios para problemas orales.

 

pasta de dientes y Papiro Ebers

En el Papiro Ebers se encuentran remedios médicos utilizados en el Antiguo Egipto.

Mesopotamia

En Mesopotamia, aproximadamente en el 3.000 a.C., la práctica de la higiene dental también era relevante. Los mesopotámicos usaban polvos hechos de ingredientes similares a los utilizados en la civilización egipcia. Así, ingredientes como ceniza de madera, hierbas aromáticas, y otros materiales de origen natural era utilizados para fabricar rudimentarias pastas dentales.

A diferencia de los egipcios, su enfoque en la higiene dental estaba más vinculado a la superstición y los rituales mágicos. Se creía que los problemas bucales eran causados por espíritus malignos. En uno de los textos más antiguos de la región, el mito de «El gusano dental» describe cómo un gusano era el causante de los dolores de dientes, lo que evidencia las creencias populares de la época.

Gusano de los dientes

Talla en marfil de un diente humano, en la que vemos el gusano, que se suponía, se había establecido como un parásito dentro del diente Siglo XVIII. Colección del Museo Deutsches Medizinhistorisches, Ingolstadt, Alemania.

El acceso a estas mezclas estaba mayormente reservado para las clases altas, puesto que se consideraba un lujo mantener una buena salud bucal. Sin embargo, la importancia de la higiene dental en ambas civilizaciones está claramente documentada. Esto refleja un conocimiento rudimentario, pero significativo de la salud oral y su impacto en el bienestar general.

Este interés en la higiene dental temprana allanó el camino para futuras generaciones, que poco a poco fueron mejorando las fórmulas y métodos, hasta llegar a las primeras versiones de lo que hoy conocemos como pasta de dientes.

Avances en la antigua Roma y Grecia (500 a.C. – 300 d.C.)

En la Antigua Roma y Grecia, la higiene dental se convirtió en un aspecto imprescindible de la salud y el bienestar. Tanto fue así que, primero los griegos, y después los romanos, hicieron avances significativos en los métodos de limpieza dental. Basándose en la observación y experimentación con ingredientes naturales y técnicas rudimentarias, llegaron a crear instrumentos y ungüentos eficaces para combatir algunos problemas bucales.

La Antigua Grecia

Los griegos fueron pioneros en el uso de polvos dentales más refinados, como el polvo de conchas de ostras trituradas y mármol, mezclados con ingredientes como la miel, el vinagre y hierbas aromáticas. Estos polvos, aunque abrasivos, ayudaban a eliminar la placa dental y dejaban una sensación de frescura en la boca.

La pasta dental en la Antigua Grecia

Los griegos utilizaban productos naturales, como la mirra y la miel, para fabricar pastas dentales.

Hipócrates, el médico griego considerado el padre de la medicina, recomendaba una fórmula de polvo dental basada en una mezcla de piedra pómez triturada y mirra, entre otros ingredientes. Este conocimiento médico sirvió como base para el desarrollo de prácticas más refinadas en las siguientes generaciones.

Antigua Roma

Los romanos, al igual que los griegos, valoraban mucho el cuidado personal, y la higiene bucal no era una excepción. El escritor romano Plinio el Viejo documenta varias recetas para polvos dentales en su obra Historia Natural. En este manual se describe el uso de ingredientes como los huesos triturados, cuerno de ciervo y cáscaras de nueces. Los romanos también añadían elementos como cenizas de madera y bicarbonato de sodio primitivo, que ayudaban a limpiar los dientes y neutralizar los ácidos producidos por los alimentos.

Un factor interesante es que los romanos también consideraban la apariencia y el aliento como aspectos fundamentales de su estética. Para combatir el mal aliento, utilizaban hierbas aromáticas como el romero y la menta, lo que muestra una consciencia no solo sobre la limpieza dental, sino también sobre la importancia del buen aliento en las interacciones sociales y políticas.

La orina, ¿se utilizaba realmente para la higiene oral?

Además, los romanos no usaban únicamente polvos, sino también soluciones líquidas como enjuagues bucales, algunos de ellos basados en mezclas de vinagre y orina humana fermentada. Aunque hoy en día puede parecer sorprendente, el uso de orina era común en la época romana debido a su contenido en amoníaco, que tenía propiedades blanqueadoras y desinfectantes.

De hecho, los romanos establecieron una verdadera industria basada en la recolección de orina, que no solo se usaba para la limpieza dental, sino también para blanquear ropa. Como curiosidad cabe recordar el impuesto sobre la orina que introdujo en el Imperio el emperador Vespasiano, fundador de la dinastía Flavia.

A nivel de instrumentación, los romanos hicieron uso de objetos primitivos similares a los cepillos de dientes. Utilizaban palillos hechos de hueso o madera, conocidos como miswaks o ramitas de Salvadora pérsica, que también fueron populares en otras culturas antiguas, como por ejemplo en el mundo árabe. Estas ramitas eran efectivas para remover la placa dental debido a sus propiedades antimicrobianas, una característica que fue descubierta posteriormente por la ciencia moderna.

Enfoque integral entre la salud general y la higiene oral

Los romanos, al igual que los egipcios, también reconocieron el vínculo entre la higiene dental y la salud general. Las clases altas y los médicos comenzaron a notar que la falta de higiene bucal no solo causaba problemas locales, como el mal aliento y las caries, sino que también podía tener efectos en la salud sistémica, como infecciones o malestar general.

Higiene corporal en Roma

Para los romanos el cuidado de la higiene corporal estaba ligado a mantener una buena salud general.

Aunque aún no comprendían completamente la relación entre bacterias y enfermedades, su enfoque práctico y observacional de la medicina sentó las bases para lo que más tarde se convertiría en la teoría microbiana de las infecciones.

Hallazgos arqueológicos en ciudades como Pompeya, que fue destruida en el año 79 d.C. por la erupción del Vesubio, han proporcionado importantes datos sobre las prácticas dentales romanas. Restos de dientes encontrados en estas excavaciones muestran signos de abrasión debido al uso de polvos muy ásperos, pero también revelan la relativa eficacia de los métodos romanos para prevenir infecciones dentales graves. Los estudios de antropología dental realizados en Pompeya muestran que las personas que vivieron en la ciudad, en su mayoría de clases altas, tenían una salud dental relativamente buena para los estándares de la época.

La atención meticulosa a la higiene bucal de los romanos, aunque rudimentaria comparada con las prácticas modernas, fue un paso importante hacia el desarrollo de productos y técnicas más sofisticadas para el cuidado dental.

Edad Media: caída de los hábitos de higiene (500 – 1400 d.C.)

Con la caída del Imperio Romano de Occidente, 476 de nuestra era, y la llegada de la Edad Media, muchas prácticas de higiene, incluyendo el cuidado dental, cayeron en desuso en Europa. Durante este periodo, la gente recurría principalmente a remedios caseros, como el uso de ramas y plantas, para limpiar sus dientes.

En el mundo islámico, en cambio, se mantuvieron hábitos de higiene bucal más avanzados. El miswak, la rama del árbol Salvadora pérsica, se utilizaba como cepillo de dientes natural debido a sus propiedades antibacterianas y de limpieza.

Entre las costumbres del Islam, antes de realizar la pregaria a Alá, es recomendable la higiene oral con este cepillo, al cual se refiere como miswak o siwak:

«Bajo la autoridad de Abu Hurayrah (que Dios esté complacido con él), quien reportó que el Profeta (que la paz y las bencidiones de Dios sean sobre él) dijo: ‘Si no fuera porque no quise hacer las cosas difíciles para mi pueblo, les habría ordenado usar el siwak a la hora de cada oración'».

La pasta dental en el mundo islámico de la Edad Media

En cuanto a la pasta dental, historiadores y textos de medicina islámica describen mezclas que incluían ingredientes naturales. Los dentífricos rudimentarios podían estar compuestos por cenizas, especias, hierbas y minerales triturados. Estas fórmulas eran utilizadas para blanquear los dientes, refrescar el aliento y prevenir enfermedades de las encías. Uno de los ingredientes comunes era el carbón, que en esa época se consideraba efectivo para eliminar las manchas de los dientes y mantener una boca sana.

Los médicos islámicos, como el famoso Al-Razi (Rhazes) y Avicena (Ibn Sina), escribieron sobre la importancia de la higiene bucal en sus tratados. Avicena, por ejemplo, en su obra El Canon de la Medicina, recomendaba el uso de pastas dentales elaboradas con hierbas como el clavo de olor y el cardamomo, que eran conocidas por sus propiedades antibacterianas y su capacidad para mantener un aliento fresco.

 

Pasta de dientes en el mundo islámico.

La oración cinco veces al día en el Islam iba acompañada de una meticulosa higiene bucal. Un acto de devoción y cuidado personal que perdura hasta hoy.

 

La combinación de estos ingredientes naturales con la herramienta del miswak daba como resultado un enfoque completo y avanzado para la higiene bucal, mucho antes de la invención de las pastas dentales modernas. Esto demuestra cómo las prácticas del antiguo mundo islámico no solo atendían a la estética, sino que también se basaban en principios de salud y bienestar que aún hoy son valorados.

Renacimiento: reaparición de la higiene bucal

En el Renacimiento, Europa experimentó un resurgimiento en el interés por el cuidado del cuerpo en general.  Ese mismo interés se tradujo en una mayor higiene personal, incluida la bucal. Se comenzaron a crear polvos dentales a base de carbón, sal y hierbas, como la menta, para mejorar el aliento. No  podemos hablar de una pasta dental, si no de unos polvos que se aplicaban sobre los dientes con las yemas de los dedos.

El redescubrimiento de los textos médicos clásicos y el auge de la investigación científica llevaron a una mayor atención hacia la salud. Los tratados médicos comenzaron a incluir recomendaciones específicas para el cuidado de los dientes, aunque todavía se consideraba algo secundario en comparación con otras cuestiones de salud.

Historia de la pasta dental

Durante el Renacimiento se extendió el uso de las pastas dentales.

El uso de polvos dentales seguía siendo común, con fórmulas que incluían ingredientes abrasivos como el carbón vegetal, la piedra pómez o la cáscara de huevo molida. También se utilizaban hierbas y especias aromáticas como la menta, el clavo, el anís y la salvia para mejorar el sabor y refrescar el aliento. Durante este período los galenos intentaron mejorar el sabor de estas fórmulas añadiendo azúcar o miel, lo que, irónicamente, aumentaba el riesgo de caries.

El azúcar, que se había vuelto más accesible debido al comercio, empezó a ser un problema para la salud dental, ya que el consumo excesivo causaba caries. Sin embargo, aún no se comprendía del todo la relación entre el azúcar y la caries dental, por lo que los remedios caseros y las extracciones de dientes eran las soluciones más comunes para tratar las enfermedades dentales.

Siglo XIX: el nacimiento de la pasta de dientes moderna

El gran salto hacia la pasta de dientes tal como la conocemos hoy se dio en el siglo XIX. Este siglo marcó un punto de inflexión en la historia de la higiene bucal. Si bien la preocupación por los dientes sanos existía desde la antigüedad, fue en este siglo cuando la pasta dental comenzó a transformarse de remedios caseros a productos comerciales con fórmulas más elaboradas y accesibles.

La invención del tubo de pasta de dientes

Aunque Colgate es una marca muy asociada al tubo de pasta dental, el verdadero inventor fue el Dr. Washington Sheffield Wentworth, un cirujano dental y farmacéutico estadounidense. A mediados del siglo XIX, Sheffield desarrolló una fórmula de pasta dental que se consideraba superior a las existentes hasta ese momento.

Sheffield se dio cuenta de que los frascos de vidrio o cerámica, que eran el envase común para las pastas dentales de la época, tenían varios inconvenientes:

  • Higiene: los frascos eran difíciles de limpiar y podían contaminarse fácilmente.
  • Conservación: la pasta dental se secaba con facilidad en contacto con el aire, perdiendo sus propiedades.
  • Aplicación: era complicado dosificar la cantidad adecuada de pasta.

Inspirado en los tubos de pintura al óleo, Sheffield tuvo la idea de utilizar un envase flexible y hermético para su pasta dental. De esta manera, se garantizaba la higiene del producto, se evitaba que se secara y se facilitaba su aplicación.

Pasta dental de principios del siglo XIX.

El Dr. Washington Sheffield Wentworth fue el inventor del primer tubo de pasta dental.

Aunque Sheffield fue el inventor, fue Colgate quien popularizó el tubo de pasta dental. La compañía estadounidense adquirió la patente de Sheffield y comenzó a comercializar su pasta dental en tubos a finales del siglo XIX. En 1873, la compañía Colgate lanzó su primera pasta dental comercial en forma de crema, que inicialmente se vendía en tarros de vidrio.

Siglos XX y XXI: innovaciones y avances científicos

El siglo XX marcó un antes y un después en la historia de la pasta de dientes. Gracias a los avances científicos y tecnológicos, este producto cotidiano se transformó en un aliado esencial para mantener una salud bucal óptima.

Siglo XX: la era del flúor

  • Descubrimiento del flúor: a principios del siglo XX, se descubrió que el flúor tenía propiedades anticaries. Esta revelación revolucionó la odontología y dio lugar a la incorporación del flúor en las pastas dentales.
  • Popularización de la pasta de dientes fluorada: a partir de la década de 1950, la pasta de dientes fluorada se volvió cada vez más popular y accesible, lo que contribuyó a una disminución significativa de la incidencia de caries dental en los países desarrollados.
  • Nuevas formulaciones: a lo largo del siglo XX, se desarrollaron nuevas fórmulas con ingredientes como el bicarbonato de sodio para combatir el sarro y el mal aliento.

Siglo XXI: innovación y especialización

El siglo XXI ha sido testigo de una explosión de innovación en la industria de la pasta de dientes. Los avances en la investigación dental han permitido desarrollar productos cada vez más especializados para satisfacer las necesidades de diferentes grupos de población.

  • Pastas dentales específicas: hoy en día, encontramos pastas dentales diseñadas para blanquear los dientes, reducir la sensibilidad dental, combatir la gingivitis, cuidar las encías, etc.
  • Ingredientes naturales: existe una creciente demanda de productos naturales y orgánicos, lo que ha llevado a la incorporación de ingredientes como extractos de plantas, aceites esenciales y enzimas en las formulaciones de las pastas dentales.
  • Tecnología: ka nanotecnología ha permitido desarrollar partículas ultrafinas que penetran más profundamente en el esmalte dental, mejorando la eficacia de los tratamientos.
  • Preocupación por el medio ambiente: las empresas fabricantes de pasta de dientes están cada vez más comprometidas con la sostenibilidad, utilizando envases reciclables y reduciendo su impacto ambiental.

Los desafíos del futuro

A pesar de los grandes avances, la investigación en el campo de la salud bucal continúa. Algunos de los desafíos que enfrentan los científicos incluyen:

  • Resistencia de las bacterias: La aparición de bacterias resistentes a los antibióticos plantea un desafío para el desarrollo de nuevos productos.
  • Personalización: La personalización de los tratamientos dentales también se refleja en el desarrollo de pastas dentales. Cada vez existen pastas mejor adaptadas a las necesidades individuales de cada paciente.
  • Salud bucal y salud general: La relación entre la salud bucal y enfermedades sistémicas es clara y manifiesta. Así pues, mejorar nuestra salud dental con el uso de pastas dentífricas mejorará nuestra salud general.

Hoy, la pasta de dientes es un producto fundamental para la higiene bucal en todo el mundo. Las fórmulas actuales no solo están destinadas a la limpieza de los dientes, sino también en prevenir una variedad de problemas como la caries, la sensibilidad, las manchas y el mal aliento.

Además, las opciones son diversas, con productos para necesidades específicas como las pastas para blanquear, las versiones sin flúor, y las orientadas a personas con encías delicadas.

La evolución de la pasta de dientes refleja el progreso de la ciencia y la tecnología a lo largo de los siglos. Desde los antiguos egipcios hasta la era moderna, hemos mejorado continuamente nuestras prácticas de higiene bucal garantizando una mejor salud dental. Aunque la pasta de dientes ha cambiado drásticamente, su propósito ha permanecido constante: mantener nuestra boca limpia y saludable.

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