¿Te estás lavando bien los dientes? ¿Seguro que tu rutina de cepillado dental es perfecta? Después de tantas citas con el cepillo, el hilo dental y el colutorio, podrías creer que tus rutinas de higiene oral son inmejorables. Es posible que lo sean. Pero lo más habitual es que, por muy buena que sea tu higiene dental, cometas algún error —ni que sea uno solo!– al lavarte los dientes.

Hay malas prácticas de las que no somos conscientes por desconocimiento o por pura inercia. A veces lo que ocurre es que nos dieron unas pautas inadecuadas o poco precisas, que no hemos tenido la oportunidad de corregir o de mejorar por la falta de información actualizada.

Por todos estos motivos es tan necesario hacer un repaso de los errores más frecuentes al lavarte los dientes. ¿Qué prácticas erróneas podrían estar reduciendo la eficacia de tu higiene dental? ¿Qué puedes hacer para mejorar tus rutinas de limpieza de dental?

Una mala hidratación

Para dar inicio a nuestra lista de errores frecuentes al lavar tus dientes, exploraremos el hábito negativo de no mantener una hidratación adecuada. Mantenerse bien hidratado no solo beneficia al conjunto de tu organismo, sino también a la higiene y salud de tus dientes.

Beber agua de manera constante contribuye a eliminar los residuos de comida y las bacterias de tus dientes. Además, evita la sequedad bucal, que propicia un entorno favorable para el desarrollo bacteriano.

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Error común: no cepillarte los dientes el tiempo suficiente

Los dentistas españoles, al igual que muchos profesionales de la salud dental en todo el mundo, recomiendan que el cepillado dental tenga una duración de al menos 2 minutos. Según el Consejo General de Dentistas de España, este tiempo es suficiente para limpiar de forma efectiva todas las superficies de dientes y encías. El objetivo es eliminar la placa bacteriana y prevenir problemas dentales como la caries y la enfermedad de las encías.

Muchas personas van con prisas y no llegan a cepillarse los dientes durante un mínimo de 2 minutos. Un cepillado demasiado rápido puede no eliminar por completo las bacterias y los restos de comida. Esta ineficacia favorece la acumulación de placa y, con el tiempo, la aparición de caries.

¿Cómo asegurarte de que empleas el tiempo suficiente en el cepillado? Cronométrate, mira el reloj para tener una referencia o usa un cepillo de dientes con temporizador. Algunos cepillos de dientes eléctricos incorporan un temporizador para asegurarte de que cumples el tiempo de cepillado recomendado.

Cepillarte los dientes solo una vez al día

Es un error cepillarte los dientes solo una vez al día. Es muy importante hacer dos cepillados al día, preferiblemente después del desayuno y después de la cena, antes de acostarte.

Después del desayuno. Cepillarte los dientes por la mañana después del desayuno ayuda a eliminar los restos de alimentos que se acumulan durante la noche y a refrescar el aliento para arrancar el día. Además, ayuda a eliminar las bacterias que pueden haber crecido durante las horas de sueño.

Antes de acostarte. Cepillarte los dientes después de la cena es una rutina básica. Durante el día, los restos de alimentos y las bacterias se acumulan en la boca. Por otro lado, durante la noche, la producción de saliva disminuye, lo que puede permitir que las bacterias causen más daño a los dientes. Cepillarte antes de ir a dormir contribuye a eliminar estas partículas y a mantener la boca más limpia durante la noche.

Usar un cepillo de dientes con cerdas duras

De forma errónea, podrías pensar que un cepillo dental con cerdas duras limpiará mejor los dientes. Sin embargo, un cepillo duro podría causar más daño que beneficio. Las cerdas duras pueden desgastar el esmalte dental, irritar las encías y aumentar la sensibilidad dental.

Se recomienda utilizar un cepillo de dientes con cerdas suaves y cambiarlo cada tres meses, o cuando las cerdas estén gastadas.

Elegir un cepillo inadecuado

Escoge un cepillo de dientes con cerdas suaves que se adapte al tamaño de tu boca y te permita alcanzar todas las zonas de la dentadura de forma cómoda.

Cuando elijas un cepillo dental, considera tanto el tamaño de la cabeza del cepillo como la longitud y firmeza de las cerdas. Un cabezal de tamaño apropiado permitirá un alcance más preciso y cómodo, incluso en las áreas de difícil acceso. Las cerdas suaves son ideales para limpiar de manera delicada y efectiva sin dañar el esmalte dental ni irritar las encías.

No lavarte las manos antes del cepillado

Las manos sucias son un error a evitar en tu rutina de higiene dental. La boca es una puerta de entrada al cuerpo, y los gérmenes presentes en las manos pueden ingresar de forma fácil en el organismo. Por tanto, debes lavarte las manos antes de cepillarte y de usar hilo dental, para así evitar la transferencia de bacterias.

Recuerda que la higiene bucal no solo consiste en lavarte bien los dientes, sino también en un enfoque integral que incluye la prevención de la transferencia de gérmenes.

No enjuagar el cepillo dental

Enjuaga el cepillo antes y después del uso para eliminar residuos de pasta y partículas de alimentos, así como para prevenir el crecimiento bacteriano.

  • Antes de utilizar el cepillo. Asegúrate de enjuagarlo con agua para eliminar cualquier residuo seco de pasta dental o partículas atrapadas en las cerdas. Esto no solo garantiza una experiencia más cómoda durante el cepillado, sino que también mejora la efectividad del cepillo al permitir que las cerdas trabajen de manera óptima.
  • Después del cepillado. Al enjuagar el cepillo estás eliminando los restos de pasta dental y los fragmentos de alimentos que puedan haber quedado atrapados. Además, el enjuague ayuda a prevenir el crecimiento bacteriano en las cerdas del cepillo, contribuyendo a mantener una condición más higiénica para su próximo uso.

Enjuagar el cepillo con agua caliente

El agua caliente puede aflojar las cerdas del cepillo y reducir su capacidad de limpieza. Si haces el enjuague con agua fría, vas a favorecer la durabilidad y efectividad de las cerdas. El objetivo es que el cepillo mantenga su capacidad de limpieza en cada uso, ofreciéndote resultados consistentes.

Cepillar en seco

Ya hemos explicado que no enjuagar el cepillo dental es un error al cepillarte los dientes. Pero es importante dedicar un espacio diferenciado al error de ni tan solo mojar el cepillo antes de usarlo, es decir, de cepillarte los dientes en seco.

Humedecer el cepillo antes de aplicar la pasta dental ofrece dos beneficios clave:

  1. Ayuda a distribuir la pasta de forma uniforme en las cerdas, lo que facilita una limpieza más minuciosa en todas las áreas de tu boca. Esta distribución homogénea de la pasta asegura que sus ingredientes activos lleguen a cada rincón de tu dentadura, optimizando los resultados de tu cepillado.
  2. Contribuye a una limpieza dental más delicada. Las cerdas húmedas son más suaves y menos abrasivas en comparación con las cerdas secas, lo que disminuye el riesgo de dañar el esmalte dental o irritar las encías durante el cepillado.

Usar demasiada pasta de dientes

Usar demasiada pasta de dientes puede crear una excesiva e incómoda cantidad de espuma, lo que te hace escupirla antes de haber terminado el cepillado.

Contrario a lo que muchos anuncios de pasta dental muestran, realmente no necesitas una gran cantidad de pasta de dientes. Una cantidad del tamaño de un guisante es suficiente.

Utilizar una pasta de dientes abrasiva

Algunas pastas pueden desgastar el esmalte. Elige pastas suaves.

Cepillarte los dientes justo después de comer

Aunque podría parecer lógico cepillarse los dientes justo después de comer, si acabas de consumir un alimento o una bebida con un alto contenido ácido, podrías estar haciendo más daño que bien a tu salud dental. La razón es que el ácido suaviza el esmalte dental, por lo que el cepillado inmediato puede desgastarlo.

En estos casos, tienes que esperar al menos 30 minutos antes de lavarte los dientes, para dar tiempo a la saliva a neutralizar los ácidos.

¿Qué alimentos y bebidas son muy ácidos? En esta lista tienes algunos ejemplos organizados por categorías.

  • Frutas cítricas. Naranjas, limones, limas, pomelos y otras frutas ácidas.
  • Bebidas carbonatadas. Refrescos, agua con gas y otras bebidas burbujeantes.
  • Zumos de frutas. Sobre todo aquellos altos en ácido cítrico, como el zumo de limón.
  • Tomates y productos a base de tomate. Salsas de tomate, kétchup y salsas.
  • Vino. Tanto el vino blanco como el tinto tienen propiedades ácidas.
  • Aderezos a base de vinagre. Ensaladas aliñadas con aderezos a base de vinagre.

Prescindir del espejo

El cepillado y el pase del hilo dental hay que hacerlos frente al espejo. Si te cepillas delante del espejo, mejoras la técnica de cepillado. Cuando te enjuagues, mírate los dientes, que no quede ningún resto de comida a la vista.

Cepillarte con demasiada fuerza

Cepillar con fuerza y movimientos agresivos puede dañar esmalte y encías, y provocar sensibilidad dental.

El mejor consejo para evitar este error al lavarte los dientes consiste en usar cerdas suaves y en hacer movimientos suaves en un ángulo de 45 grados.

Saltarte las zonas posteriores

Uno de los errores comunes que debes evitar es pasar por alto las áreas posteriores de tu boca al cepillarte los dientes. A menudo, estas zonas quedan en segundo plano y no reciben la atención que merecen.

Es crucial que no te olvides de tus muelas y de las áreas de difícil acceso al llevar a cabo tu rutina de higiene oral. Estas regiones son propensas a acumular placa y restos de alimentos, lo que puede llevar a problemas dentales a largo plazo.

Haz movimientos suaves y cuidadosos para garantizar una limpieza completa en todas las áreas, y considera el uso de herramientas como cepillos interdentales si es necesario.

Olvidar el hilo dental

Al pasar por alto el uso del hilo dental, estás permitiendo que se acumule placa y bacterias en áreas difíciles de alcanzar en tu boca. Esta acumulación puede desencadenar caries y problemas en las encías.

El hilo dental es una parte esencial de una buena higiene bucal, ya que permite acceder a lugares a los que el cepillo de dientes no llega.

No usar hilo dental de forma correcta

Pasar el hilo dental de forma brusca o con demasiada fuerza puede dañar las encías.

La clave reside en la suavidad y precisión. Al deslizarlo con suavidad entre tus dientes, eliminas la placa y restos alimentos sin causar ningún daño.

Cepillarte los dientes después de pasar el hilo dental

La secuencia recomendada es primero cepillarse los dientes y luego pasar el hilo dental. Así evitas arrastrar restos de comida con el cepillado.

cepillos interdentales clinica dental galindo

Prescindir del uso del cepillo interdental

Ignorar el uso de cepillos interdentales en tu rutina de higiene bucal es un error en tu higiene dental.

Estos cepillos, diseñados para limpiar los espacios entre tus dientes, juegan un papel decisivo en la eliminación de restos de comida y placa que el cepillado tradicional no puede alcanzar. Al prescindir de ellos, dejas estas áreas propensas a la acumulación de bacterias y al desarrollo de problemas dentales a largo plazo.

Descuidar el enjuague bucal

Una práctica que no debes ignorar en tu rutina de cuidado dental es el uso del enjuague bucal. Este valioso aliado no solo elimina bacterias perjudiciales, sino que también fortalece el esmalte dental.

No prestar suficiente atención a las encías y la lengua

No cepillar la lengua y las encías es un error frecuente en la higiene bucodental.

  • No cepillar la lengua permite la acumulación de bacterias, que contribuyen a la halitosis y al desarrollo de placa. Las bacterias en la parte posterior de la lengua tienden a estar más relacionadas con la producción de compuestos sulfurosos volátiles (CSV), que son los principales culpables del mal aliento. Cepillar la lengua de forma suave o usar un raspador lingual puede ayudar a mantener un aliento fresco.
  • No limpiar las encías es también un error en cuanto a la salud de este tejido bucal. Más que cepillar, la expresión apropiada es masajear las encías, con movimientos suaves y circulares utilizando el cepillo. Este masaje suave ayuda a estimular la circulación y prevenir problemas relacionados con las encías.

No emplear la técnica de cepillado adecuada

Una técnica de cepillado incorrecta reduce la efectividad. Utilizar la técnica de cepillado correcta puede marcar la diferencia en la salud de tu boca. En lugar de cepillar de forma horizontal, hazlo en círculos o realizando movimientos de arriba a abajo. Esta técnica puede ser más eficaz para eliminar la placa y los restos de comida de tus dientes y encías. Además, al cepillar en círculos o con movimientos verticales, es más probable que llegues a todas las áreas de tu boca, incluyendo aquellas de difícil acceso.

No utilizar la técnica de cepillado de Bass

Ignorar la técnica de cepillado de Bass significa perder una valiosa oportunidad de mantener una higiene bucal óptima. Esta técnica no solo consiste en limpiar los dientes, sino en cuidar tus encías y los espacios interdentales de manera efectiva.

La técnica de cepillado de Bass es especialmente diseñada para alcanzar y limpiar la línea de las encías y las áreas entre los dientes, donde la placa dental y los restos de comida pueden acumularse y causar problemas. Al utilizar esta técnica, colocas el cepillo en un ángulo de 45 grados hacia las encías y realizas movimientos vibratorios suaves y cortos. Esto permite que las cerdas del cepillo penetren en los espacios estrechos y eliminen la placa de manera eficiente.

La higiene dental

Enjuagar la boca con agua justo después del cepillado

Uno de los errores más comunes es enjuagar la boca con agua justo después de cepillarte los dientes. Aunque pueda parecer un hábito natural, en realidad estás reduciendo la efectividad de los ingredientes del dentífrico y limitando el tiempo de exposición necesario para fortalecer el esmalte y proteger tus dientes contra las bacterias y la placa dental.

En lugar de enjuagar con agua de manera inmediata, es recomendable escupir la pasta de dientes sin enjuagar. Esto permitirá que los beneficios de la pasta de dientes sigan actuando sobre tus dientes durante más tiempo. Además, evita comer o beber cualquier cosa durante al menos 30 minutos después del cepillado para maximizar los efectos protectores del dentífrico.

No usar un enjuague bucal adecuado

Utilizar un enjuague bucal inapropiado es un error.

A la hora de elegir colutorio, debes tener en cuenta estos aspectos:

  1. Enjuagues sin alcohol y con flúor. Opta por enjuagues sin alcohol, ya que el alcohol puede causar resequedad y molestias en la boca en algunas personas. Asimismo, busca aquellos enjuagues que contengan flúor, que fortalece el esmalte dental y previene la formación de caries.
  2. Control de bacterias. Elige colutorios que ofrezcan propiedades antibacterianas y ayuden a controlar la acumulación de bacterias en la boca.
  3. Aliento fresco. Busca productos que combatan las bacterias que provocan el mal aliento, permitiéndote disfrutar de una sensación fresca y limpia después de cada uso.

Usar el colutorio antes del cepillado

La secuencia recomendada por la mayoría de los dentistas es cepillarse los dientes primero y luego hacer el enjuague bucal. Aquí hay una explicación:

  • Cepillado de dientes. Cepillarte los dientes es fundamental para eliminar la placa bacteriana, los restos de alimentos y las bacterias que se acumulan en la superficie de los dientes y las encías. El cepillado físico con un cepillo dental elimina las partículas y la placa, y también ayuda a aflojar cualquier suciedad adherida.
  • Enjuague bucal. Usar un enjuague bucal después del cepillado puede ser beneficioso. Los enjuagues bucales a menudo contienen ingredientes como flúor y antisépticos que ayudan a fortalecer el esmalte dental, prevenir la caries y reducir las bacterias dañinas en la boca. Enjuagarse después del cepillado puede ayudar a llevar estos beneficios a todas las áreas de la boca.

La razón detrás de esta secuencia es que al cepillar primero, estás eliminando físicamente las partículas y la placa. Luego, al usar el enjuague bucal, estás permitiendo que los ingredientes activos alcancen las áreas que tal vez no hayas alcanzado con el cepillo o el hilo dental.

Guardar el cepillo en un capuchón o tapa protectora

La humedad es un caldo de cultivo para las bacterias, de manera que es un error tapar el cepillo con un capuchón o tapa protectora cuando está húmedo.

Por tanto, es recomendable no proteger el cepillo con una funda y no guardarlo en un cajón. Se aconseja dejar que se seque al aire libre después de cada uso. El objetivo es prevenir el crecimiento de bacterias no deseadas y microorganismos en las cerdas.

¿Por qué los fabricantes de cepillos de dientes acompañan el cepillo de un capuchón? Más allá de la presentación estética del producto, los capuchones son útiles al proteger las cerdas de daños y deformaciones cuando transportas el cepillo en tu neceser de viaje.

Los fabricantes han respondido a las preocupaciones sobre la acumulación de humedad y bacterias en los cepillos de dientes al diseñar capuchones con hendiduras o aberturas que permiten que las cerdas respiren. Los capuchones con hendiduras permiten que el cepillo se seque más rápidamente y pueden ser una solución equilibrada entre la protección del cepillo y la prevención del crecimiento bacteriano.

No reemplazar el cepillo de dientes con frecuencia suficiente

Utilizar el mismo cepillo de dientes por periodos prolongados es un error, ya que llegará un punto en el que el proceso de cepillado no será tan efectivo.

Los cepillos de dientes no duran para siempre. Con el paso del tiempo, las cerdas se desgastan, se abren y pierden su eficacia. Además, los cepillos de dientes pueden acumular bacterias. Por tanto, es importante cambiar tu cepillo de dientes cada tres o cuatro meses, o incluso antes si las cerdas están deterioradas.

No cambiar el hilo dental desgastado

El hilo dental que está desgastado o debilitado no logrará limpiar de manera efectiva entre tus dientes y encías. A medida que el hilo se desgasta, su capacidad para eliminar la placa y los restos de comida disminuye.

La solución es sencilla: reemplaza el hilo dental cuando adviertas señales de desgaste, como deshilachamiento o pérdida de tensión.

No renovar el cepillo después de estar enfermo

Cuando estás enfermo, las cerdas de tu cepillo de dientes pueden quedar contaminadas con bacterias y gérmenes que causaron la enfermedad. Si continúas utilizando el mismo cepillo, hay la posibilidad de que estos microorganismos persistan en las cerdas y puedan reinfectarte en el futuro.

Cambiar tu cepillo después de estar enfermo es una medida de prevención inteligente.

Cepillar justo después de un procedimiento dental

Si el dentista o el profesional de la clínica dental realiza una limpieza profesional o algún tratamiento, sigue sus indicaciones antes de cepillarte nuevamente para evitar irritaciones o daños.

Cepillarte inmediatamente después del vómito

Es comprensible que quieras cepillarte los dientes después de un episodio de vómito para eliminar el mal sabor de boca que deja. Sin embargo, es importante abordar esta acción con precaución, ya que los ácidos estomacales que entran en contacto con tus dientes pueden debilitar el esmalte dental.

La regla clave es: ¡enjuaga, espera y luego cepíllate! Enjuagar tu boca con agua justo después del vómito puede ayudar a eliminar parte de los ácidos y reducir su impacto en tus dientes. Pero evita cepillarte de inmediato. Los ácidos debilitan de forma temporal el esmalte dental, y cepillarte de manera inmediata podría dañar aún más esta capa protectora. Espera al menos 30 minutos antes de cepillarte los dientes. Durante este tiempo, el esmalte tiene la oportunidad de fortalecerse nuevamente. Utiliza un cepillo de dientes de cerdas suaves y una pasta dental con flúor para garantizar una limpieza efectiva sin dañar tu esmalte.

Ignorar los chequeos dentales regulares

Finalmente, uno de los errores más comunes es pensar que si tus dientes se ven bien y no sientes dolor, no necesitas visitar al dentista. Sin embargo, muchos problemas dentales, como la caries y la enfermedad de las encías, pueden no presentar síntomas hasta que son bastante avanzados. Por lo tanto, es importante hacer chequeos dentales regulares cada seis meses para prevenir problemas antes de que se conviertan en problemas mayores.

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